No sé si yo soy la única mujer que tiene todas sus bragas
destrozadas por las pérdidas de flujo debido al uso de tampones, pero desde
luego, es un tema que me trae de cabeza, o bueno, me traía. Desde hace algunos
meses me aventuré a utilizar una copa menstrual y ese es un problema que ya no
tengo.
Pero no ha sido todo tan fácil tampoco.
Quizás es por la falta de hábito de interactuar con nuestra
propia vagina –es curioso, muchas veces nuestras parejas las conocen mejor que
nosotras mismas- o porque desde que somos adolescentes siempre hemos utilizado
lo mismo y cada vez con un mecanismo más sencillo para que colocarlo sea
prácticamente automático. Hablo de los tampones sobre todo.
Desde que tengo recuerdos, esos útiles han evolucionado
hacia mini esponjas de algodón que introduces en tu cuerpo sin rozar ni un solo
vello púbico. Así que de repente, te enfrentas a un aparato como una copa
menstrual y te parece algo imposible de colocar. “¡Es un rollo! Tienes que
meter los dedos, ¿no?”, me comentaba una de mis amigas cuando le dije que había
empezado a utilizarla. Y, bueno, no nos vamos a engañar, las primeras veces es
raro.
La copa se introduce doblándola a la mitad, así que al final
no es tan grande como parece, pero sí que hay que introducirla un poco –pero
muy poco, tiene que quedar colocada más cerca de la vulva que del cuello del
útero, al contrario que los tampones- y sí, tenemos flujos, por lo que se te
humedecen los dedos un poco también. La verdad es que yo antes utilizaba
tampones sin aplicador. Hace tiempo decidí que el planeta no merecía esos
plásticos extra por un poco de comodidad extra. Así que quitando que la copa, a
la hora de ponértela, es un pelín más ancha que un tampón, todo eso de los
flujos no me supuso un problema.
Pero, una vez colocada surge la gran pregunta: “¿Estará
bien? ¿Se me saldrá? ¿Cuánto tardará en llenarse?” Pues aunque es inevitable
hacerse estas preguntas, las respuestas serán en la mayoría de los casos “sí,
no, mucho”.
Sí estará bien colocada si sigues las instrucciones. Lo que
hay que hacer es introducirla doblada y soltarla. Cuando haces eso puedes
tantearla con uno de tus dedos para comprobar que se ha desdoblado. Si es así
debería estar bien colocada. Aunque, como todo en esta vida, puede que algo
haya fallado. En ese caso, es probable que te pongas perdida.
Llegado este punto voy a dar un consejo de algo que yo he
hecho para llegar a la conclusión de que no conozco nada mi cuerpo: utiliza
salvaeslips las primeras veces. Llevarlo te va a aportar tranquilidad. Nada
más. Pronto verás que con la copa no hay fallo.
En cuanto a lo de salirse… no sé si es algo que sentía únicamente
yo o es algo que a todas que probamos estos aparatillos nos pasa. Yo, desde
luego, pensaba que aquello iba a salir disparado de mi cuerpo como las pelotas
de pinpong de la vagina de las artistas tailandesas. Nada más lejos de la
realidad, de hecho, el problema que puede surgir las primeras veces aparece a
la hora de sacarla. Vamos, que se sujeta de forma natural. Aunque la tensión
hace que de paso hagas un poco de ejercicio con las paredes de tu vagina, así
que míralo por el lado positivo, no hay tensión que por bien no venga.
Finalmente, y para no aburriros, el asunto de cuánto tarda
en llenarse una copa. Pues dura mucho. Pero mucho, mucho. Obviamente, cada
mujer es un mundo, pero en mi caso, que soy de las que los primeros días no
daba abasto con los tampones, con la copa sólo tengo que cambiarla al
levantarme, a medio día y a última hora. Si algo bueno tiene esto es que eres
totalmente consciente de lo que es realmente la menstruación. No te desangras,
como puedes pensar viendo tus compresas de noche. La verdad es que no se sangra
tanto –siempre habla en términos generales, que hay mujeres para todo,
especialmente si ya han sido mamás…-.
En definitiva, la copa menstrual intimida, rompe nuestros
esquemas mentales, nos lleva a pensar en que significa salir de ese falso
estado del bienestar construido por los tampones de usar y tirar, pero no es
cierto. Quizás no sea lo más adecuado para ti, pero si no lo pruebas nunca lo
vas a saber, y quién sabe, a lo mejor descubres que es mucho mejor de lo que
habías probado hasta ahora…
(Texto escrito para el blog de Ruby Cup)
No hay comentarios:
Publicar un comentario